miércoles, 11 de mayo de 2011

MIH YAN: EL PRÍNCIPE CRISANTEMO

Hoy hemos conocido la intención del anciano pintor y de su hijo; juntos quisieron demostrale al emperador Yan Ti la verdad de la sencillez y el poder de la humildad. Para el gran gobernador chino no debía existir la palabra "imposible", nada debía resistirse a su intención y a su propósito. Por ello, cuando el joven pintor consiguió que la princesa se difuminara con la medianoche, el emperador escuchó los consejos de ambos pintores.

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