La lectura de hoy nos hizo pensar un poco en el gran amor que Pedro le tenía a su mamá, un AMOR como el que cualquiera de nosotros podemos sentir. Y es que a nuestra madre, al igual que a nuestro padre, les debemos muchas cosas. Ojo, les debemos porque se lo merecen, no porque haya que pagarles un precio por todo lo que hacen por nosotros. El AMOR a mamá debe traducirse en las alegrías que día a día le podemos dar: una sonrisa, un buen gesto, una buena nota en el cole... todo lo que sirva para que ella se encuentre satisfecha de nosotros. Y eso debe ser a diario ya que, ellas, a diario, se desviven porque seamos las personas más felices.
No quiero ponerme más pesado con este asunto. Ya sabéis que os lo repito a menudo y que no debéis olvidarlo NUNCA.
¡Hasta mañana!
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